viernes, 31 de octubre de 2014


LA SENTENCIA DE LA CIDH Y LAS EXIGENCIAS DE POLITICOS DOMINICANOS DE QUE SE RESPETE LA SOBERANIA DE UN PAIS  HIPOTECADO Y DEPENDIENTE DE LAS REMESAS.

Danilo Medina, Presidente de  la República Dominicana


En fecha 22 de octubre de 2014, la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) ha condenado una vez más a la República Dominicana, mediante sentencia, y le ordena desconocer la aplicación de la Sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional y dejar sin efecto toda norma constitucional, legal, y reglamentaria con relación a los casos de la nacionalidad de descendientes de haitianos. Esto pese a la enérgica defensa que le hiciera el Presidente Danilo Medina a la Sentencia 168-13 en una cumbre del Caricom en Cuba donde anestesió y le dio nocaut al Primer Ministro de San Vicente y Granadinas, Ralph Gonsalves, a quien mandó a gobernar a Las Granadinas y que deje que a República Dominicana la gobiernen los dominicanos, a la vez que le dejaba en claro que su terruño nunca habia hecho por Haití lo que ha hecho la República Dominicana. En aquella memorable ocasión Medina barrio el piso con Gonsalves y le hizo saber que:

Aquella vez Medina hizo saber a Gonzalves que él no ha hecho por Haití lo que ha hecho la República Dominicana, y enumeró la ayuda ofrecida al vecino país tras el terremoto de enero de 2010, así como la participación activa de los haitianos en actividades productivas en la República Dominicana, los beneficios que reciben en materia de salud y educación. Por demás le recordó que nuestro país ha sido muy solidario con Haití, y recordó que en República Dominicana residen alrededor de un millón de haitianos, la mayoría sin documentos que transitan de manera libre por las calles y tienen acceso a los servicios de educación y de salud sin importar su estatus migratorio.

La CIDH en su sentencia del 22/10/14 ha esponsabilizado a la República Dominicana de la expulsión de personas “haitianas y dominicanas”, violación de los derechos al reconocimiento de la personalidad jurídica, al nombre, a la nacionalidad y exigió adoptar las medidas de derecho interno para evitar que la Sentencia 168-13 del TC continúe produciendo efectos jurídicos. Es decir, pide que cree un marco legal y disposiciones administrativas que entren en conflicto con las disposiciones del Tribunal Constitucional, que es la Corte Máxima de la nación dominicana. A la vez que se pide al país que cambie su Constitución y la moldee a los intereses de la Comunidad Internacional respecto a los haitianos.
La CIDH pide a la República Dominicana: 


De inmediato, las reacciones de parte de líderes políticos dominicanos no se hicieron esperar. El diputado de la Fuerza Nacional Progresista (FNP), Vinicio Castillo Semán, consideró el fallo de la CIDH como un insultante desconocimiento a la Constitución, a la autoridad suprema del Tribunal Constitucional, del Congreso y a su soberanía. “La CIDH pretende dar un golpe de Estado a los poderes públicos de RD al desconocer la autoridad suprema del TC y su fallo 168-13; la autoridad del Presidente y el Congreso como responsables de la Ley 169-14” dijo Castillo Semán entrevistado por los medios de prensa apenas se conoció la sentencia. 

El Gobierno rechazó la sentencia de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) que declara culpable a República Dominicana por las supuestas violaciones a los derechos de haitianos que fueron deportados a su país entre los años 1999 y 2000, por considerarla “extemporánea, sesgada e inoportuna”.



Todos los líderes políticos dominicanos exigen respeto a la soberanía nacional, pero cuál soberanía? Acaso olvidan que ellos han hipotecado el país, que en lo que va de siglo (tan solo 14 años) han aumentado la deuda externa en un 1200% y que con ello han hipotecado el país, si es que se puede considerar que este territorio es un país porque más bien es una aldea. O sea que antes de rasgarse las vestiduras por el fallo de la CIDH deben recordar los "bocones" que dicen que somos soberanos que en realidad no somos parea nada soberanos y que dependemos de Estados Unidos hasta para comprar una jeringuilla, y que en esas condiciones usted no puede hablar de soberanía sin antes pagar lo que debe, que ya ronda el 50% del PIB. Porque tanto se mintieron los estrategas económicos del PLD sobre la sostenibilidad de la deuda que la llevaron de un 4% del PIB en 2000 a un 48% en 2014. Antes de hablar de soberanía, la RD debe pagar su deuda externa y solo cuando lo haga podrá entonces hablar como estado verdaderamente soberano. Pues mientras el país siga como va, sin producir nada, sin distribuir adecuadamente los beneficios del continuo crecimiento de la economía y se dependa de la USAID y del BID, de la UE, del FMI y del Banco Mundial para poder poner en ejecución el más mínimo proyecto de desarrollo, entonces no se puede hablar de soberanía cuando lo que somos es unos serviles esbirros de Estados Unidos, sus políticas e intereses.

Un país donde los gobiernos los pone Estados Unidos no puede hablar de que es soberano; un país que no puede apoyar la causa palestina porque sería hacer enojar a EEUU no es soberano; un país que para reducir la mortalidad infantil, para desarrollar proyectos agrícolas rurales, para construir sus acueductos, sus presas, sus obras de infraestructura depende de la USAID y del capital foráneo, no puede hablar de soberanía.

Países soberanos son Rusia, China, Alemania, Canadá. Pero no la República Dominicana, aldea medieval donde la clase política es una vergüenza; son como gorgojos, como chupadores de sangre que se nutren con los impuestos que paga el sufrido pueblo, al cual no le devuelven ni le retribuyen esos tributos sino mediante dádivas miserables y ofensivas, que solo un pueblo de idiotas e ignorantes como el dominicano, con la pobre y pésima calidad de la educación que tiene (la No. 138 a nivel mundial) puede ver con buenos ojos.

Solo esa ignorancia, llena de conformismo matizado muchas veces por la religión, puede hacer posible que el pueblo dominicano soporte tantos vejámenes de la clase política sin hacer nada, sin reaccionar, durmiendo un sueño eterno, en ese letargo del que parece que nunca va a despertar.

Es esa misma clase política insensible la que ahora sale al frente de la sentencia de la CIDH para descalificarla cuando han hipotecado el país mediante deudas y préstamos impagables que en nada han contribuido a reducir los niveles de pobreza que tiene una buena parte de los dominicanos.

En vías de desarrollo estamos, fajadores y optimistas quizá seamos, ahora bien, soberanos no somos. Porque para todo dependemos de Estados Unidos. Hasta para poder detener a nuestros connacionales que intentan llegar ilegalmente a Puerto Rico requerimos de la ayuda de EEUU. Para combatir el narco, precisamos de la ayuda de USA, los peloteros nuestros que brillan por el mundo no serían ni la sombra de lo que son si no jugaran en la MLB; los mejores baloncestistas de nuestra selección nacional son los que juegan en la NBA estadounidense; A-Rod es el pelotero mejor pagado del negocio porque juega en EEUU (de ser aquí le pagarían cuando más US$40 mil al mes en la LIDOM), en fin no puede hablar con tanta fuerza de soberanía un país que si no es por las remesas que llegan del exterior, se cae a pedazos. Y con esto no estoy diciendo en ningún momento que tengamos que arrodillarnos ante el poder extranjero ni excedernos dentro del "Complejo de Guacanagarix" ni mucho menos, sino que tomemos menos dinero prestado, dependamos más de nosotros mismos y menos de las dádivas, diversifiquemos nuestro comercio internacional y no dependamos solo de EEUU, y retomemos la cultura de los valores que se han perdido en nuestra sociedad como forma de elevar el patriotismo de nuestros conciudadanos, a la vez que se refuerza en las escuelas la enseñanza de la historia dominicana, que es bellísima, y solo así podremos hablar de plena soberanía.

Mientras eso ocurre, debo parafrasear a Balaguer, cuando en su discurso de toma de posesión como presidente de la República, el 01 de julio de 1966 nos dejó dicho que no podemos hablar de soberanía ni autonomía como nación mientras vivamos de las dádivas que nos llegan del extranjero.

Es cuanto. Muchas gracias.



El autor es abogado egresado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Primada de América, Técnico en Seguridad Social y analista político. Twitter: @Georgejimenez4. 

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