La selección de Japón ha entrado en la historia del fútbol femenino por la puerta grande. Se ha proclamado campeona del mundo, en su primera final, ante toda una potencia, Estados Unidos, dos veces vencedora del torneo. Una victoria más meritoria, si cabe, porque las Nadeshiko no han logrado su gesta por la vía del fútbol vistoso que les había llevado a acaparar elogios en los últimos días, sino por la de la garra, la de la lucha incansable, la que se necesita para remontar por dos veces una final que estaba perdida. Un garra que les ha permitido llegar a una tanda de penaltis en la que su guardameta, Kaihori, no ha dado opciones a sus rivales, deteniendo dos lanzamientos.
El reto era mayúsculo para las niponas, que nunca habían ganado a Estados Unidos, selección que era la gran favorita antes y durante el partido. El partido deparaba un choque de estilos en el que las estadounidenses, con una salida en tromba, han logrado imponer inicialmente su fútbol directo. Atenazadas por el frenético ritmo que imponía el juego rival, a las japonesas les ha costado minutos y esfuerzo encontrar la vía para avanzar metros. Aparecía poco y sin chispa la veterana centrocampista Sawa, pieza clave en el engranaje futbolístico japonés y Balón de Oro del torneo. Anulado el cerebro de las Nadeshiko en la zona media, ha sido Ohno quien ha tomado la iniciativa del último pase a medida que el equipo norteamericano flaqueaba y les dejaba avanzar a base de toque.
Tras una primera mitad sin goles, no fue sino hasta el minuto 69, cuando al fin, tras tres palos y una mano milagrosa de Kaihori, Rapinoe anotó el primer gol del partido. Ha aprovechado una pérdida rival para armar la contra con un pase largo teledirigido hacia Morgan, que tras controlar y superar en carrera a su marcadora, ha anotado de tiro cruzado. Un golazo.
No se han rendido sin embargo las japonesas, que han peleado contra el guion hasta que ha llegado el empate, a falta de 10 minutos. Y con más fuerza han luchado todavía en la prórroga, después de que Wambach entrara de cabeza en la historia del fútbol estadounidense logrando un tanto que olía a título y la convertía en la máxima goleadora de su país en los Mundiales (13). Un remate de espuela de Sawa en un córner ha vuelto a extasiar a Japón, mandando el duelo a los penaltis (3-1). Ahí, la estrella ha sido Kaihori. Sus dos paradas han sido suficientes para que su equipo alcanzara la gloria por primera vez. Las Nadeshiko ya son campeonas del mundo.